sábado, 5 de septiembre de 2009

Mi hipocampo.

Veo personajes de otro mundo, diversificados en astronautas.
Asi son, con traje blanco, impermeable, por las dudas que alguna lluvia acida los desintegre.
Porque asi son ellos, tan delicados, que cualquier circunstancia lo destrosarian.
De noche era ya, y mirando por la ventana, otra vez aparecieron ellos, flotando, por el cosmos,
tratando de decirme algo, haciendo señales.
De pronto un tal argonauta, se presento hacia a mi, fue tan rapido que ni mi hipocampo
lo pudo registrar.
Tras el, venian un peloton de astronautas, caminando a la par, como una fila policiaca.
Lo puedo describir como un hábitat extraordinario, no veia a personas normales,
solamente a gente extravagante que me miraba y a proposito un héreo de la mitologia griega
estrechandome la mano con gran firmesa.
Me sentia raro, extraño, no veia la gente de todos los dias, los muchachos con su pelota,
el señor limpiando su auto con su señora sebandole mate, extrañamente desaparecieron.
El argonauta me invito a dar una vuelta por el crepusculo austral, cierta invitacion
me parecio algo fantastico, e invite a un tal quijote qe se sienta todas las noches al lado mio
a influirme en creatividad.
Pero al darme cuenta, fue todo una patraña, por querer ver hacia el mas alla lo inexplicable,
y si bien lo pude explicar, todo queda en concluso que mi hipocampo estaba desorbitado
con aquellos astronautas de un mundo exterior.

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